Un multiespacio ubicado en las Sierras de Córdoba, Argentina.
Su creadora es Vilma Novick, una reconocida narradora argentina, ella nos cuenta la historia y nos invita a conocer esta casa llena de encanto, de magia, de cuentos. Hoy nos necesita, debido al difícil momento que estamos atravesando por la pandemia, se encuentra en peligro de ser cerrada. Un grupo de narradores hemos grabado un espectáculo para adultos, con el fin de ayudarla a sostener este espacio único y esperamos que ustedes también pueden sumarse a colaborar comprando la entrada a la gorra, el estreno es el día 8 de Septiembre.
Su historia
Todo comenzó cuando ella era una niña y su papá le regaló un libro de cuentos para acompañarla en el transitar de una angina. El cuento eraLa trampa de Tachin(me contó que todavía lo tiene en su biblioteca). Comienza así: «Había una vez un matrimonio de leñadores que tenía una hija. Un día , la niña se puso muy enferma y tuvieron que llamar al médico. – Esta nena está enferma – dijo el doctor, luego de revisarla -, porque no tiene juguetes… dime, Juanita, ¿qué juguete te gustaría que papá y mamá te regalaran? – Una casita de muñecas, con muebles de verdad – respondió la pequeña. […]». En esa época no existian en las jugueterias del barrio de Vilma, las casitas de muñeca con muebles de verdad, pero ella deseo tenerla, deseo ser la protagonista de ese cuento lleno de fantasía y de magia. Pasó el tiempo, ella creció y ese deseo fue creciendo con ella. Un día con esfuerzo, lo hizo realidad, compró un terreno en las Sierras de Córdoba, y de a poco fue levantando paredes, techos, habitaciones para crear su Casacuento: Regugio de soñadores. ¿Dónde queda exactamente? Está ubicada en la calle San Martín 27. La Cruz, Sierras de Córdoba, en el Valle de Calamuchita – Argentina. Agenden la dirección para ir a visitarla.
Cuando visites a Casacuento te encontrarás con hadas y reinas, con piratas, con brujas traviesas, con el Ratón Perez, con Caperucita Roja y Blancanieves. Podrás pasear por el comedor de los duendes, por la habitación de la abuela de Caperucita, por la habitación de Blancanieves acostarte en su cama al lado de las siete camitas de los enanitos. Tendrás disfraces para sentirte parte de una página de uno de esos cuentos infantiles. Podrás tirar monedas dentro de la fuente de los deseos que está en jardín o pedir algún otro en el aljibe o ir a buscar tu diente de leche que tiene guardado en su casita el Ratón Pérez. Ir a tomar un libro de una de las casitas, y leer de la Cuentateca con forma de barrio. O cuando pase la pandemia ir a presenciar funciones de cuentos en esa misma sala o participar de algún taller o encuentro de narración. Cuenta Vilma que la gente que la visitó vuelve con regalos sorpresas, por ejemplo una señora le llevó el baúl de su abuela con el ajuar completo que trajo de un país lejando. Un aviador le trajo desde la Antártida una piedra especial para Casacuento con una bella dedicaroria. Vilma tiene muchas otras sorpresas para contarles cuando la vayan a visitar.
¡Tenemos que ayudar!
Un grupo de narradores hemos grabado un espectáculo para adultos, con el fin de ayudarla. Vos también podés colaborar comprando tu entrada que es a la gorra con una base de $150. Todo lo recaudado será para Casacuento. Más informacion y venta de entradas al contacto de la foto + 54 9 358 429 4619. La fecha de estreno es el 8 de septiembre pero quedará la venta abierta por más tiempo porque estará subido a un canal de YouTube, sólo se accederá con el link.
Desde ya, Muchas Gracias!!! Los esperamos!! Este lugar maravilloso debe continuar abierto para que la magia de los cuentos siempre esten cerca de niños y grandes. Para que los soñadores no dejen de cumplir sus sueños. Ayudama a ayudar!!!
Conocí a La Maestra Rosa MarthaSánches, bueno, primero conocí su voz, en agosto del 2018 cuando recibí su llamado. Del otro lado,su tono encantador, invitándome a participar en marzo de 2019 a su XXVII Festival Internacional de Narración Oral – HablaPalabra – Nuevo León, Monterrey – México. Una experiencia enriquecedora junto a un grupo humano maravilloso – Las Tejedoras de Imágenes – Las distancias no nos detienen en seguir compartiendo, las redes sociales, los mensajes por WhatsApp hace que nos sintamos cerca, porque el cariño y admiración por ella crece y crece. Así llegamos a compartir sus primeros 30 años y como corresponde vamos a festejarlos! Mireya Leal Isida fue mi cómplice para ayudarme a contar su historia compartiendo una entrevista donde Rosa Martha cuenta en primera persona.
Comencemos!!
Desde hace 30 años en Monterrey Rosa Martha Sánchez, Tejedoras de Imágenes agrupa a gente dedicada a actividades diversas que tiene en común la pasión por narrar. Mireya Leal Isida, por ejemplo, es cirujana dentista; Josefina Benavides es comunicadora. También hay hombres: Rafael Bourguet es ingeniero y profesor en el Tec. César Zapata es maestro jubilado.
Tejedoras de Imágenes agrupa a gente dedicada a actividades diversas que tiene en común la pasión por narrar. Foto: Velia de la Cruz
¿Quién es y cómo comenzó su historia?
Rosa Martha Sánchez (der.) escucha a María Eugenia Llamas «La Tucita» en el taller que tomó con ella para ser narradora oral. Foto: Cortesía
Hija de Ernesto Sánchez Martínez, escritor, periodista y formador de páginas en diarios de la Ciudad de México, y quien la llevó a enamorarse de los libros y la lectura, Rosa Martha nació en esa capital. Antes de ser decana de la narración oral en Monterrey su negocio con su esposo era de venta de artículos para tenis en la Colonia Del Valle.
Un día, sin embargo, todo cambió.»En 1990 terminó un ciclo de mi vida: de ser esposa, madre, abuela postiza y demás cosas estaba buscando a qué dedicarme y lo encontré», cuenta. Tenía 52 años.
«Lo recuerdo bien: era el 27 de agosto de 1990 que andaba por la Biblioteca Central cuando vi un anuncio de algo que no supe bien qué era y que invitaba al Teatro Monterrey. Llegué y al entrar vi en el escenario a un señor gordo, gordo, con el pelo rizado y de un hablar muy ‘españolao’ que contrastaba con lo que estaba diciendo», dice e imita la voz aguda de aquel personaje: «Y me das un espejo para mirarme y un peine para peinarme y guárdame estas tres manzanas...».Era Antonio González Beltrán, fundador del colectivo La Carátula, de España.
Rosa Martha vio a otros narradores, pero cierra los ojos y sólo ve al cuentero fallecido en el 2013. Más tarde apareció María Eugenia Llamas «La Tucita» (1944-2014), pionera de la narración oral en la Ciudad y organizadora del encuentro. Tan interesada estaba que asistió con una amiga a la clausura del evento en los jardines de Cervecería.
«Fui con una amiga y escuché a Carolina Rueda, de Colombia; a Francisco Garzón, de Cuba, así como a otros cuenteros mexicanos. Luego al final apareció un letrero: ‘Nos ‘encuentaremos’ en Barquisimeto’, que más tarde supe convocaba a otro encuentro en Venezuela».
Rosa Martha volvió a casa picada por la curiosidad. Al día siguiente su amiga le habló por teléfono:»Me sentí feliz, como nunca antes en mi vida», evoca.
«¿Ya viste el periódico…? Dice que ‘La Tucita’ va a enseñar a contar como los locos esos que me llevaste a ver».
Recuerda Rosa Martha: «Más tardé en colgar que en ver el periódico y llamarle a ‘La Tucita’ para inscribirme en su taller».
El curso fue en la Casa del Sol y la Luna, un lugar bohemio que tenía Paty Guerrero y donde Rosa Martha descubrió la maravilla de la narración oral. Su «graduación» fue contar un cuento en la Plaza de la Purísima y eligió uno que le solía narrar a su hermana Marcela, 14 años menor que ella, cuando vivían de niñas en la Ciudad de México: «El príncipe feliz», de Oscar Wilde.
«La Tucita» sugirió a los integrantes del curso ponerles nombres a los grupos si llegaban a formarlos, así que Rosa Martha y Angélica Coronado, otra asistente hoy integrante de Baúl Teatro, denominaron Tejedoras de Cuentos al esfuerzo que, más tarde, cambiaría a Tejedoras de Imágenes.
«Encontré algo que, más que un trabajo, era un quehacer que provenía del corazón, del alma», sonríe Rosa Martha.»Para ese momento ya era consciente de qué rumbo quería para mi vida. Al principio no, pero las cosas fueron llegando y poco a poco fui entendiendo lo que la narración oral iba a tener de trascendente en mi vida y a mis 50 y tantos años. Y resurgí».
Ambas continuaron su profesionalización con cursos de voz, dicción y expresión corporal. Para el verano de 1991, Rosa Martha y Angélica se encontraban en Barquisimeto, donde entablaron relación con más cuenteros.»Ahí conocí a Haydee Arteaga, ‘La señora de los cuentos’, una narradora ya centenaria muy popular en Cuba», cuenta Rosa Martha.Como sus familiares se encontraban en la Ciudad de México, le era fácil asistir a cuanto encuentro y curso había en la capital, por lo que se fue relacionando con exponentes del género.
Tras la salida de Angélica para incorporarse a Baúl Teatro, por mucho tiempo Tejedoras de Imágenes fue únicamente Rosa Martha: «Entraba y salía gente porque, como en todo, unos se van, otros se casan, se divorcian, tienen hijos».
En el 2005, el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes apoyó su proyecto «Cuentos contados: una puerta a la lectura», en el que difundió talleres para contar historias con técnicas aprendidas a la narradora Vivianne Thirion.A partir de esos años llegaron algunos de los que se quedarían hasta hoy. Buena parte, agrega Rosa Martha, asiste a sus talleres para mejorar la expresión oral en sus profesiones, pero al saber que la intención es otra: contar cuentos, unos se van y otros se quedan.
La idea en Tejedoras de Imágenes, explica Rosa Martha, no es contar el cuento tal como está escrito, sino hacer una versión propia del mismo para llevarlo a la oralidad.
«Ésta es la parte que más me gusta del trabajo: el de escritorio», dice Mireya Leal Isida. «La idea es adentrarme en mis sentimientos, emociones, pasado, reconectarme con mi historia personal, y a partir de ahí contarlo con emoción».
El colectivo está integrado por 20 personas que, tras cursar un taller con Rosa Martha, se sumó a las presentaciones habituales del grupo en espacios como la Biblioteca Central Fray Servando Teresa de Mier, Distrito Tec y la librería del Fondo de Cultura Económica. También suelen ir a encuentros nacionales e internacionales en representación del grupo.
Además, son responsables de organizar el festival internacional de narración oral Hablapalabra. Pero la troupe lo mismo asiste a hospitales, casas de reposo y museos que a prisiones, plazas.
«Pero aquí siempre nos encontrarás, todos los sábados a las cinco de la tarde», sonríe Rosa Martha y señala el vestíbulo de la Biblioteca Central situada en la Gran Plaza.
«A veces los paseantes no quieren entrar, se les hace raro ver a tanto loco diciéndoles que pasen a escuchar historias, pero cuando les decimos las palabras ‘cuentos’ y ‘gratis’ ¡no lo dudan más!».
Hoy a las Tejedoras ya les sucede que jóvenes a los que les contaron cuentos en la infancia en escuelas o en espacios públicos se los encuentran en la Feria Internacional del Libro o en otros lugares y les agradecen haberles mostrado el fascinante mundo de las historias contadas.
«Me emociono, ¡es mágico!», expresa Rosa Martha. «Esto quiere decir que algo estamos dejando, que todo esto que hacemos desde el corazón ha valido la pena, y es que así debe ser: contar cuentos viene del alma».
Es así como dijo la Maestra:contar cuentos llena el alma.Felicitaciones por estos 30 años caminando de la mano de las historias, seguramente que habrá mucho más por recorrer. Mi admiración por su trayectoria. Gracias por lo compartido durante el Festival fue MARAVILLOSO!
Pensemos en una historia entera, con principio, nudo y desenlace. Cuentos que tienen por protagonista animales. Cuentos que repiten algunas frases, una y otra vez. ¿Ya saben a cuales me refiero? Entónces, comencemos el recorrido por estos cuentos, los cuentos acumulativos o de encadenamiento, de éstos quiero hablar hoy.
Los cuentos acumulativos o de encadenamiento son, cuentos populares cuyos protagonistas suelen ser animales, en los que existe una “fórmula” previa que se va repitiendo según van apareciendo nuevos personajes y a la que se va añadiendo una nueva frase o palabra con el personaje nuevo.
No debemos olvidar que los cuentos, las historias, vienen de la tradición oral, de charlas alrededor de la lumbre en las que los más mayores del lugar contaban al público, niños o adultos, historias que ya venían de lo antiguo. Y así, de boca a oreja, las historias y leyendas se iban pasando a las siguientes generaciones.
De entre esas historias había unas a las que llamamos “cuentos de fórmula”. Antonio Rubio en su libro“7 llaves de cuento” nos explica de manera muy breve y sencilla de qué trata todo esto. Nos dice que los cuentos de fórmula son “esos primeros cuentos populares, exactos, líricos y de perfecta estructura, que en ocasiones no van más allá de un sencillo pareado”. Pone como ejemplo «El cuento de la banasta»:
Éste es el cuento de la banasta,
y con esto basta.
Pero, como continua diciendo Antonio Rubio, también los hay con una historia entera, con principio, nudo y desenlace. Aquí entrarían a formar parte los cuentos acumulativos o de encadenamiento.
Se consideran cuentos-juego en los que hay que intentar recordar la lista de personajes y acciones que se va creando. De hecho, era un juego común en los pueblos que cuando se contaba uno de estos cuentos cada vez le tocara a un niño repetir la lista y, aquel que se confundiera, pagara una prenda.
Dentro de este esquema general hay muchas variantes en este tipo de cuentos. Pueden ser un simple encadenamiento de acciones como en el Cuento del Queso:
Este es el cuento del queso de la vieja y el viejo.
Vino el ratón y se quiso zampar el queso de la vieja y el viejo.
Y el gato quiso comerse al ratón que se quiso zampar el queso de la vieja y el viejo.
Vino el perro y quiso morder el rabo al gato cuando quería comerse al ratón que se quiso zampar el queso de la vieja y el viejo…
Seguramente recuerden jugar/cantar la canción“Estaba la rana sentada cantando debajo del agua”. Quizá no recordemos el orden en que aparecen los animales, lo que sí, recordamos, que los animales van cantando y haciendo callar, tal vez muchos nos los inventamos. Y es que eso también forma parte del juego, porque suelen ser cuentos abiertos que se pueden alargar lo que se quiera, siendo un buen recurso para la escuela, por ejemplo.
Los hay en los que los personajes aportan, según van apareciendo, una solución para un problema, general o particular. De estos hay muchos ejemplos, podemos mencionar «El Chivato», «Historia de un nabo». Podemos encontrar muchos más, tanto en cuentos de tradición como en libros modernos, que siguen esta corriente narrativa.
En cuanto a publicaciones hay gran variedad de ejemplos, unos que siguen de manera más fiel la estructura de estos cuentos y otros toman esta estructura como base para montar el cuento aunque tienen variantes.
Un ejemplo conocido de este tipo de cuento es “¿A qué sabe la luna?”, de Michael Grejniec, editado por Kalandraka. Bien es verdad que no tiene todos los esquemas de los cuentos de fórmula, como por ejemplo la estructura poética o la lista de personajes que se repiten una y otra vez. Pero en realidad si lo tiene ya que el autor nos propone la acumulación de manera visual a través de la ilustración en la que vamos viendo como los animales se van subiendo unos encima de otros.
Los hay también de “ida y vuelta”. Son aquellos en los que se suceden los personajes uno tras otro y en un determinado momento algo sucede que les hace retroceder hasta el inicio. Un ejemplo de ellos es el cuento de “El gallo Quirico”, que viene de la tradición oral.
De uno u otro tipo, los cuentos acumulativos son cuentos que tienen un formato fijo, que hay que saberse de memoria sin dejar paso a improvisaciones. Se tienen que contar así porque en ello reside la esencia del cuento. Y esa repetición es precisamente lo que engancha y gusta a los niños. Los niños de entre 2 o 3 años hasta los 6 o 7 disfrutan mucho con esa repetición y esa seguridad que le dan estos cuentos. Saben, aunque no conozcan el cuento, qué va a pasar a continuación y eso les relaja y les ayuda a disfrutar de la historia. Además favorece la memoria y les ayuda a aumentar su vocabulario.
La tradición, por suerte, sigue muy presente, en las historias que se cuentan a los niños y en las que se publican, ya sea recuperando ese boca a boca o creando nuevas historias. No perdamos esa tradición porque en ella está la sabiduría popular de años, y nuestra responsabilidad es la de mantenerla para los que vengan.
En estos tiempos de Covid- 19 donde los niños de Argentina, y el resto del mundo, están en sus casas desde el mes de febrero, con distanciamiento social preventivo obligatorio. Dicen en las noticias que algunos pequeños están manifestando trastornos de ansiedad, miedos, se observan cambios en sus conductas. Sabemos que están tomando clases a través de la virtualidad, que están aislados de otros niños y sin los abrazos sus familiares mayores, sus abuelos. No podemos cambiar esta «nueva normalidad» que no tiene con certeza fin, pero si nosotros, los narradores, podemos buscar o incorporar en nuestros repertorios los cuentos de humor. Narrar estos cuentos para provocar la risa.
Todos sabemos que existen estudios médicos y científicos que demuestran las propiedades y efectos beneficiosos que ejerce la risa en nuestro organismo. El humor es un mecanismo fisiológico para enfrentarse al estrés, para superar situaciones que nos producen miedo, angustia, duelo… La risa y el humor nos hace incrementar la sensación de control sobre este tipo de situaciones, generando un estado de bienestar psíquico y físico que nos sirve de terapia. Porque la risa es terapéutica: beneficia al sistema inmunológico, oxigena la sangre, libera tensiones, produce relajación muscular, y previene enfermedades cardiovasculares, hipertensión, dolencias estomacales y gastrointestinales, cáncer, y ayuda a enfrentarse a los fracasos, a las derrotas y a disfrutar de las metas conseguidas.
¿Qué les hace reír a los niños y a las niñas?
Cuando son bebés, ríen por imitación. Más adelante, cuando tienen uno o dos años, se ríen al ver algo inesperado, poco habitual, o cuando algún adulto les hace cosquillas, gracias, sonidos raros, muecas, gestos graciosos. A partir de los tres años, cuando ya han adquirido cierto dominio del lenguaje, aparece el sentido del humor verbal, se ríen de y con las palabras. En general, los niños se ríen de: -La sorpresa.-Lo insólito.-Lo disparatado.-Lo inesperado.-Las exageraciones.-El equívoco.-La inversión.-Las transgresiones a las normas lingüísticas, lógicas y sociales cotidianas.-La ambigüedad.-Las situaciones impredecibles.-Las palabras inesperadas.-Los finales sorprendentes.-Las imágenes chocantes.-Las travesuras.-Los errores o equivocaciones.-Los temas tabú, prohibidos o escatológicos.-Las críticas o burlas a la autoridad de los adultos.-El absurdo.-La ironía.-La parodia.
Humor y Literatura Infantil
Todos sabemos bien que para que un cuento enganche a los niños y niñas debe combinar varios ingredientes: -Personajes y conflictos con los que se sientan identificados. -Aventuras, misterio… -Humor. Y es que el humor, a través de la Literatura, también ejerce sus beneficios: favorece el buen desarrollo de los niños y niñas, facilita su socialización, estimula el lado cognitivo, sensorial, emocional y expresivo, les ayuda a madurar y crecer, a ser lectores capaces de interpretar los textos de una manera crítica, desde sus múltiples sentidos… Y les proporciona bienestar y ganas de reírse con el lenguaje y de disfrutar, que es de lo que se trata. El humor y la ironía son recursos presentes en muchos libros infantiles. El humor permite crear situaciones imposibles, tramas enredadas y circunstancias inesperadas que sorprenden a los pequeños lectores y que, sobre todo, les permiten conocer herramientas y estructuras que despiertan su imaginación y su creatividad. Los cuentos de humor divierten a los niños, les invitan a imaginar situaciones increíbles (que pueden ser más o menos reales) y a descubrir la lectura como una actividad fascinante con la que pueden ver lo que les rodea de una manera diferente. El humor es un elemento común en los libros para niños de 9 a 11 años, pero también es un recurso que aparece en historias dirigidas a niños más pequeños, que ya disfrutan con situaciones cómicas y exageradas.
Nos conocimos por redes sociales y a través de un grupo de Whatsapp. Se que es referente en su país, le escribí para proponerle realizar esta nota de la nueva sección: Viaje a… Nos cuenta…. y enseguida me respondío que sí!! Empecemos el viaje a México a través de sus palabras… Se la presento!
Penélope Rivera
¿Cómo ves el movimiento de la Narración Oral en tu país?
La Narración Oral en México está en un buen momento, gracias a las narradoras y narradores que desde hace unas tres décadas, lograron que tuviera el reconocimiento que necesitaba, cobrando fuerza y construyendo academia. Lograron significativos avances en cuanto a investigación, formalizar la educación y consolidar importantes festivales. Creo que se está cosechando. Existen escuelas formales e informales, publicaciones en la materia, y universidades albergando proyectos para la formación y actualización de nuevos narradores.
La narración oral ha tomado el lugar que le correspondía en las artes escénicas, ha contribuido al desarrollo infantil y por su gran posibilidad de articular otras disciplinas, como la literatura y la música, es una pieza clave en el fomento a la lectura y la interdisciplina. A lo largo de estos años, se han tenido avances significativos, pero tenemos que hacer más y generar nuevas perspectivas, corrientes pedagógicas y una apertura a los ritmos y tecnologías de las nuevas generaciones. Año con año somos más narradores, profesionales o aficionados, en su mayoría mujeres, y muchos dedicados a las infancias.
Una parte importante de narradores viene de la docencia, otra viene del teatro o la literatura y con los programas de abuelos cuentacuentos, muchos de ellos son de diferentes formaciones. Por fortuna la narración oral, es una disciplina que fusiona la capacidad de oralidad de la persona, y la adquisición de técnicas y métodos. Incluso hay muchas narradoras y narradores orales en el país, expertos en abordar temas o trabajar con públicos específicos de edad y grupos vulnerables, o quienes trabajan desde la perspectiva de género, la promoción de derechos, por citar algunas. Por momentos la narración oral es intermitente en cuanto a movimientos colectivos, algunos se diluyen o llegan a cumplir su periodo, pero siempre hay propuestas y organizaciones.
El confinamiento, permitió, de forma acelerada que la narración sea el vehículo perfecto para compartir historias, no solo en México sino en el mundo, creo que surgieron propuestas y proyectos notables, de buen contenido, canales y páginas en redes sociales de muchos compañeros, e incluso la mayoría de los creadores de casi todas las disciplinas artísticas y educativas, han tenido que acudir a la narración oral. Creo que tenemos mucho que contar y seguir contando.
¿Cómo es el panorama en relación a los espacios donde se narra?
Existen muchos espacios culturales y educativos que programan a narradores orales, en su mayoría dedicados a la niñez o la historia, sobre todo en las ciudades o áreas urbanas, pero falta mucho por hacer.
El país es muy grande y diverso, desde climas, territorios, culturas y ideologias por citar algunas diversidades, evidentemente con las diferencias entre lo rural y lo urbano, y aunque existen importantes iniciativas en todo el país, la sustentabilidad de los proyectos es el problema para la continuidad, ya que faltan presupuestos para sufragar los gastos, y las personas están acostumbradas a la gratuidad, un círculo vicioso de no pagar y no cobrar.
Existen muchas iniciativas de colectivos, cafeterías, foros independientes, bares y restaurantes, que por periodos contemplan la programación de narradores orales, pero no es constante o permanente, por las mismas causas que comentaba, de la sustentabilidad. En la mayoría de los casos, son los mismos narradores y sus colectivos, quienes gestionan los espacios y hacen temporadas.
Todavía nos falta mucho por hacer y explorar. Abrir espacios, narrar para adultos, formar nuevos públicos, ofrecer opciones para tener otros mercados, ya que la narración es una disciplina tan amigable como amplia y sobre todo llena de emociones.
¿Cómo es el panorama en relación a los diferentes públicos que asisten a los espectáculos de narración oral?
En cuanto a infancias, tenemos una buena formación de públicos, se programa narración oral en salas de lectura, bibliotecas, escuelas, guarderías, festejos y efemerides, jornadas, ferias del libro, librerías, festivales infantiles y fiestas privadas, digamos que existe un buen panorama, formación, asistencia y mercado, tanto de gobierno como de iniciativa privada. Creo que en casi todo el país, sobre todo en zonas urbanas existe la misma condición, con sus excepciones. Hay programas de gobierno y muchas editoriales que programan narradores para la promoción de sus publicaciones.
En relación a otros públicos de edad o regiones, nos falta promoción. Aunque un buen porcentaje de narradoras y narradores trabajan con adolescentes y adultos, las instituciones artísticas, culturales o educativas, o los espacios de esparcimiento no siempre programan narración oral para los mayores, hay un prejuicio de creer que los cuentacuentos son solo para la niñez.
¿Los organizadores culturales del estado de tu país promueven la Narración Oral con identidad propia, o la incluyen como parte accesoria de otras disciplinas artísticas?
Hay muchos programas de promoción de la lectura donde la mediación y la narración oral se vuelve pieza clave para la identidad del país, y es el estado, el que mayor oferta provee, aunque también hay otras organizaciones sociales o editoriales que lo hacen.
La mayoría de programas son enfocados a la publicación de libros, más que de narradores orales, y están a cargo de la Secretaría de Cultura Federal o las representaciones en los estados (provincias, alcaldías y municipalidades), algunos promueven a escritoras y escritores mexicanos, mitos y leyendas de tradición étnica, indigena o de pueblos originarios. También hay publicaciones de mujeres o personajes destacados de la historia. O mitos urbanos de nuevos imaginarios colectivos. Sin embargo la narración oral queda a cargo de narradores con formación, que transmiten a través de la oralidad estas publicaciones o leyendas de la transmisión oral que pasa de boca en boca, pero hay pocos narradores de origen etnico, y no es que no existan, es la centralización, la que invisibiliza sus voces. Sin embargo hay muchos narradores que desde su comunidad, realizan importante labor, pero no es el estado quien promueve, son ellos con sus colectivos y medios al alcance.
En cierta medida es accesoria, y creo que tiene que ver con voluntades de la política cultural en turno. Ha habido programas que albergan esta transmisión oral desde las voces de los pueblos o las comunidades, o en forma conjunta con narradores de las zonas urbanas especializados en la materia, pero pierden continuidad por los cambios de gobierno, las reformas o los recortes presupuestales.
Cabe destacar que existen sesenta y ocho pueblos indígenas, con sus lenguas originarias y variantes dialectales, once millones de habitantes. Aunque hay publicaciones en todas las lenguas, se han centrado en la literatura, sin tomar en cuenta la narración oral. Tenemos mucho que trabajar desde esa parte.
¿Qué tipo de repertorio utilizan la mayoría de los narradores? Me refiero si cuentan tradición oral o cuentos de autor
Considero que narramos de ambos repertorios, muchas narraciones o mediaciones de lectura son de autores, y muchas desde la tradición oral o desde la inventiva, por fortuna habemos de todo tipo de narradores en el país. Un mayor porcentaje trabaja con autores, porque en su mayoría son programas de fomento a la lectura o las artes. Pero en otras áreas, más acercadas a las lenguas indígenas u otras disciplinas, se basan en la tradición oral. Creo que a la mayoría de narradoras y narradores nos gusta narrar ambos repertorios, no se comparan, ambos tienen sus maravillas e imaginarios.
¿Cuáles son los autores favoritos a la hora de narrar? ¿Cómo manejan el tema del derecho de autor? ¿Solicitan autorización para contar sus obras?
Creo que nos influimos de las publicaciones de la época, autores que están premiados o tienen acuerdos para publicaciones en el país, como lo es el Fondo de Cultura Económica y el acervo de la Dirección de Publicaciones, que constantemente cambia por los periodos de gobierno. Narramos de todo. En general hay dos criterios, por un lado el repertorio y elección de cuentos del narrador oral, que puede juntar autores y publicaciones de varias épocas y autores, porque su sesión gira en torno a un tema, o bien por encargo en donde se desempeña, que va desde salas de lectura, bibliotecas, librerías, jornadas con editoriales, ferias, festivales, etc. donde solicitan sea narrado el material que tienen o promueven. Algunas ferias, solicitan que narres cuentos que promuevan su colección, algunas con una excelente curaduría y mucho material para poder escoger y contar, cuyos derechos autorales, no son un problema.
Hay quienes narran puros cuentos clásicos y hay quienes narran puros contemporáneos.
Creo que falta comunicación con los autores, es un país grande y no todos los cuentos son nacionales. Lo que sí, en la mayoría de las sesiones de cuentos, se dice el autor y la editorial, y aunque sea una versión adaptada a la narración oral, se hace mención del cuento original.
Hablemos de festivales.¿Cómo se organizan, qué características tienen en tu país?
La mayoría de los festivales especializados en narración oral, son independientes, aunque tengan convenios, subvención o financiamiento del estado. Son iniciativas de organizaciones, colectivos y agrupaciones con mucha o poca trayectoria que año con año emprenden en realizar una buena programación de narradores nacionales y extranjeros, además de charlas y talleres. Hay grandes proyectos consolidados desde hace tres décadas, como FINO Cuentalee, AMENA AC y Palabras al viento, entre otros, a lo largo y ancho del país. Cada uno, tiene sus encantos y maravillas. Algunos festivales los organiza el estado a través de sus instituciones, pero a mi punto de vista, los mejores son las iniciativas independientes y comunitarias.
En todos los estados existen festivales culturales del estado e independientes, estatales y locales, y en su mayoría, contemplan dentro de su programación la narración oral.
También tenemos ferias del libro en todo el país, donde algunas contemplan la narración oral dentro de su programa al público, con sus excepciones de libros de ciencias, que a veces pueden tomar en cuenta a la narración oral.
Existen también en casi todos los estados, jornadas y caravanas, que se realizan de forma eventual, dependiendo quien las promueva o financie, como es frecuente se diluyen por falta de presupuestos, continuidad por cambio de gobernantes o voluntad política.
Digamos que el país está lleno de opciones de todo tipo, donde se contempla la narración oral, o especializados y temáticos, sin embargo, habemos más narradores que festivales.
Tenemos mucha oferta cultural, pero el país es tan grande y diverso, que demandamos más allá de la oferta que existe. Nos falta mucho por emprender y abarcar.
¿Qué es para vos, contar cuentos? ¿Qué es la Narración Oral?
Para mi, la narración oral lo abarca todo. Contar cuentos e historias de la tradición oral. Narraciones basadas en autores. Espectáculos de narración oral, con más elementos de interdisciplina, nuevas tendencias de narración oral, fusión con otras disciplinas escénicas, como danza, cabaret, música, etc.. Narración oral con mediación de lectura y fomento lector. Video-narraciones. También es academia, investigación, centros de formación, publicaciones, foros, charlas, círculos, conferencias y otras opciones para compartir conocimiento y reflexionar sobre el tema. Desde luego es cuentacuentos. Contar cuentos requiere de conocimientos de todo tipo, empíricos o escolarizados, todos ellos forman parte de un contador de historias. Creo que muchos, cuando menos en mi país dividen la narración oral de contar cuentos, porque, aunque se realiza la misma acción de contar un cuento a través de la oralidad, el cuentacuentos a veces tiene contenidos comerciales, clichés y réplicas de las grandes empresas del entretenimiento.
Contar cuentos para mi, es narración oral, aunque en la narración oral se puede integrar otras formas literarias que no son exclusivamente el cuento.
Cuéntanos cómo comenzaste a narrar. ¿Quiénes fueron tus maestros? ¿Qué es lo que tiene que tener el cuento para que sea perfecto para incorporarlo en tu repertorio? Con la pandemia, ¿cómo sigue el trabajo de los narradores?
Tratare de responder por pregunta, porque me parece que son varias y distintas, aunque en el mismo tenor.
Comencé a recitar desde niña, y a leer en voz alta. Luego comencé a ser narradora oral hace unos veinticinco años, primero como lectora en voz alta y tomé talleres en el Instituto de Cultura del Distrito Federal, tuve un libro club y ahí practique bastante, pero antes de este primer curso de lectura en voz alta y narración, fui maestra de preescolar desde los quince años, primero de auxiliar, luego interina y luego tuve grupo durante cinco años. Crecí en una escuela, mi madre tenía un colegio privado, cuyo sistema era escuela activa. Aprendí en la observación y la práctica, que la narración oral, es una de las mejores herramientas pedagógicas para abordar temas. Al principio trabajé con mi madre, después en el Gobierno del Estado de México y colegios privados. A diario, sin ser consciente del todo, abordaba los temas con cuentos. Fui maestra de taller de ciencias del Sistema de Aprendizaje Operatorio también en preescolar, y diario, contaba historias de animales y fenómenos de la naturaleza, de esa forma era divertido para mi y para ellos. Sin embargo era una herramienta didáctica, pedagógica y metodológica. Creo que ahí comenzó. Posteriormente fue el libro club, luego comencé a dar sesiones para el Programa Alas y raíces a los niños mexiquense, y seguí narrando en donde me invitaran. Antes, no me acerqué al gremio de la narración oral, porque me formé como gestora cultural, casi a la par, y gran parte del tiempo me dedico a ser coordinadora o líder de proyectos artísticos y culturales. En la narración oral, soy autodidacta, y cada año curso un taller de actualización de artes plásticas, de narración oral y de gestión cultural, el año pasado tomé talleres con Mamita de León, Claudio Ledesma y Sakiko Yokoo, Y este año con Hena Carolina, Armando Trejo y creación literaria con Mauricio Carrera. Nunca se deja de aprender, es bueno actualizarse.
Cuando voy a seleccionar un cuento, lo primero que busco es que salga de la línea, que tenga puntos de ruptura, ópticas de imaginarios distintos, ya sea por el tema, por los personajes, por que habla de diversidades o es un anti-cuento. También me gustan los cuentos cortos, repertorios que permiten saltar de un cuento a otro dejando descansar al público, aunque admiro esos montajes de un solo cuento largo. Mi estilo es de chismosa, me gusta hacerle creer al espectador, ya sea en su asiento o a través de la cámara, que sucedió, meterlo a la ficción. Me gusta apropiarme de los cuentos y contextualizarlos a mi entorno o el de mi público. También me gusta contar anécdotas de personas que me cuentan o me pasaron, sobre todo las de fantasmas, me gustan más que las leyendas, incluso me encantaría que se volvieran un imaginario colectivo como las leyendas, sería feliz de escuchar en alguien más qué pasó eso.
Yo formo parte de la Compañía Fonámbules del teatro, somos una familia de comediantes que desde hace veintiséis años hacemos teatro en interdisciplina. Convivir a diario con mi familia, me ha generado muchas posibilidades, porque el clown es una de las técnicas base de nuestra compañía. Mi narración oral siempre gira en torno a la comedia, soy chistosa de forma natural. Últimamente trato de hacer otros géneros, ya que siempre cuento para niñas y niños, lo cual es mi fuerte, pero he empezado a narrar relatos eróticos o trágicos, tengo mucho que explorar aún. Siento que aunque llevo varios años narrando, soy nueva en la narración oral.
Miro dos lados del confinamiento por el COVID 19.
Por un lado, está fatal. La pandemia nos paralizó. Vivimos incertidumbre, falta de ingresos y trabajo. Muchos programas cancelados y proyectos caídos. Fondos de cultura destinados a otras áreas. Un panorama triste para el sector cultural y educativo.
La narración oral se lleva a cabo en lo colectivo, escuelas, bibliotecas, salas, teatros, etc. espacios cerrados, donde las opciones se reducen y modifican. Quienes se dedican solo a narrar, y no se metieron a la fila de los pocos contratados, o forman parte de la mafia cultural, no les está siendo nada fácil el confinamiento.
Esta situación, ha generado una rápida mudanza a las actividades on line, con los retos que representa el analfabetismo digital, aun para los millennials, porque no hay lugar a donde la tasa de transferencia o transmisión no esté saturada, o los dispositivos no sean ideales.
Por otro lado, la narración oral encontró en las redes sociales, un espacio de visibilización importante. Quienes no se dedican a la narración oral, están contando cuentos para expresarse. Y es que la narración oral no se hace en lo colectivo, como otras disciplinas artísticas, por eso existe tanta producción de cuentacuentos en las redes. He visto con gusto, crecer canales, páginas y seguidores de proyectos, muchos narradores producir con habilidad, generando espacios de expresión, comunidad y academia en lo virtual. Ha sido muy grato contar con públicos de muchos lugares del mundo, y ser espectadora de otros creadores de américa latina y tejer redes. Esta mudanza apresurada y caótica en sus inicios, ha ido tomando forma y rutas para su desarrollo, de manera más sencilla, que a otras disciplinas, que no pueden llevarse a cabo desde casa. Digamos que los imaginarios, circulan ahora por las redes, y aunque digamos en el gremio, que hay demasiados video-cuentos, son pocos comparados con videomemes de youtube y tiktok. Celebro el nivel de participación, cada vez mayor y de todo tipo de calidades y contenidos.
En la comunidad virtual, también tenemos mucho que hacer, y emprender para tener mejores resultados.
Puedes dejarnos tu página Web o tus redes sociales para que los lectores puedan contactarse contigo
Desde luego me encuentran en Facebook: @PenelopeRiveraAc También en Instagram: @penelope-rivera-ac
Y para terminar: Un deseo que quieras compartir con nosotros.
Deseo que se acerquen a la narración oral, ya sea como público, utilizando la narración como una herramienta que fortalezca su trabajo, para ser profesionales o simplemente como un espacio de expresión, para seguir contando las miles de historias que aún no han sido narradas.
Agradezco la entrevista y mando un abrazo fuerte desde esta coordenada.
Muchas gracias a tí, Penélope. Siento que me envuelve ese tono mexicano, ese decir bello en cada una de tus palabras. Que los cuentos nos encuentren y las historias nos sigan hermanando.
Un nuevo ciclo de conversaciones con diferentes referentes de la narración oral.
Ellas en sus redes definen así, que es CANOA: «Una canoa es una embarcación pequeña que se mueve con el impulso de la fuerza humana. Quienes la propulsan con palas de madera de una o doble hoja, se ubican en ella mirando hacia el destino». Subamos a este viaje de palabras, de reflexiones y de encuentros. La invitación parte desde Argentina para llegar acompañados a diversos países.
¿Quiénes son las integrantes de CANOA? ¿Se pueden presentar?
Somos Sasa Guadalupe y Laura Finguer
LF: siempre me definí como narradora oral pero hace un tiempo que la palabra cuentera se me viene acercando. Soy parte del dúo Verdevioleta Cuentos con Silvina Mennuti, con quien hacemos presentaciones y damos talleres. Ahora, estoy en este proyecto con SASA haciendo andar la CANOA.
SG: cuentera, por qué? Porque creo que la palabra Cuento es amplia y tiene dentro de todas sus redondeces todas las historias desde el principio de los tiempos; todo cuenta y todo nos contamos, el día, la vida, una anécdota, una leyenda, la familia, un mito, la historia, saberes, un libro y … y puedo seguir con las expresiones que «nos cuentan» el teatro, la música y…y las actuales que podemos seguir nombrando, porque de lo que hablamos es de transmitir algo de lo que nos pasa. Eso es cuento. Como Laura hago varias cosas, pero de las que son de esta olla: hago recopilación oral y por eso llegué a crear el Encuentro Anual Int. De Trad. Orales TANTA oralidad, me nutro de todas las fuentes que me rodean para gestar espectáculos y repertorios que realizo (casi permanentemente) en gira, para todas las gentes. Comparto talleres y estas inquietudes que sugerimos en CANOA las tengo desde siempre. No pierdo oportunidad de formación y de mantener estas charlas con estxs y otrxs colegas. La pandemia nos sacó del encuentro presencial y nos mostró esta posibilidad de hacer uso de la red para materializar estas conversaciones que veníamos deseando con Laura Finguer.
¿Cómo surgió la idea?
CANOA surge de conversaciones que teníamos entre nosotras y con otres colegas en las que intercambiábamos búsquedas personales, preguntas, reflexiones acerca de la praxis en el oficio y en nuestro hacer.
Nació de la necesidad de expandir el ámbito de esas conversaciones a otres a quienes podría interesarle no solo contar y/o escuchar historias sino bucear en el oficio y profundizar acerca de diversas cuestiones que hacen a la práctica y al pensamiento que nutre el hacer. Para eso invitamos a colegas a quienes les pedimos que aborden específicamente algunos tópicos que son sobre los que veníamos conversando entre nosotras y con la mayoría de elles. Cada invitade puede abordar cada uno de los tópicos que en esta ocasión queríamos compartir, pero le pedimos a cada une que desarrolle uno en particular por lo que en sus trabajos personales plantean.
¿Qué significa CANOA?
CANOA significa Conversaciones Acerca de la Narración Oral Actual
Ya dieron los primeros pasos el 25 y 26/7, abriendo el ciclo José Campanari y Yoshi Hioki. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Se cumplieron sus objetivos en relación a la propuesta de CANOA? ¿Y en relación al contenido de la conversación de los invitados? ¿De las personas que asistieron a la sala de Zoom?
Primer viaje CANOA
La experiencia viene siendo muy intensa. En cada encuentro la sala agotó su capacidad rápidamente y fue una alegría saber que efectivamente hay mucha gente que siente inquietud por ampliar la mirada y la escucha hacia temas que invitan a reflexionar, a preguntarse, a cuestionar/se sobre el oficio de contar
¿Qué otros invitados tienen agendados? ¿Nos pasarían las fechas para que los lectores puedan tomar nota?
El 8/8 a las 16:30 estuvieron Itziar Recalde Luzurraga de País Vasco y el 9/8 a la misma hora Claudia Stella de Argentina hablando acerca de las fuentes de nos nutrimos al contar. El 22/8 y el 23/8 vendrán Walter Díaz Ovalle y Diana Tarnofky y en septiembre Juan Madrigal y Rosana Reategui y dos invitadas más que en estos días estaremos confirmando.
¿Qué temas son los que más les interesaría profundizar? ¿Por qué?
Para este primer recorrido de CANOA los temas que nos planteamos son: la narración oral escénica, las fuentes de las que nos nutrimos quienes contamos; el cuerpo/la voz en la narración: el uso de otros recursos; contar cuentos populares, contar cuentos literarios. Son temas que surgen de las preguntas que nos hacemos: en nuestro hacer como cuenteras/narradoras, qué contamos, cómo contamos, para quiénes contamos, con qué contamos, entre otras.
¿Cómo ven ustedes el movimiento de narradores en la Argentina?
Vemos que hay muchas personas narrando en todo el país y muchos talleres para iniciarse en la narración o para quienes ya narran. También hay festivales y actividades variadas que se desarrollan independientes unas de las otras (salvo algunos casos aislados), lo que es llamativo en una actividad que desde su origen es «comunitaria». Existe la Asociación de Narradores Argentinos que nuclea a sus asociados y el Colectivo de Narradorxs Orales en Argentina. Pero si por movimiento pensamos en una grupalidad que comparte criterios estéticos y prácticas o que consensúa actividades, no creemos que podamos hablar del Movimiento de la Narración en Argentina.
Este ciclo virtual ¿comenzó para quedarse, continuará luego del confinamiento?
En principio el recorrido será hasta septiembre. Este espacio de reflexión “soporta” el formato virtual y da la posibilidad de tener entre nosotres a colegas de distintas partes que de otro modo sería complicado o con altos costos, lo cual nos invita a pensarlo con cierta continuidad.
¿Cuáles son sus expectativas del ciclo?
Que sea una puerta para quienes se acerquen; que despierte inquietudes; que invite a seguir reflexionando; que nos ayude a seguir pensando el oficio.
Algún deseo que quieran contar.
Que siga habiendo deseo.
Que sigamos creciendo.
Para tener información acerca del CicloCANOA pueden contactarse al mail canoaconversaciones@yahoo.com y por FB/Instagram de Sasa Guadalupe ó de Verdevioleta Cuentos
Muchas gracias Sasa y Laura por tomarse un tiempo para responder cada una de las preguntas. Las felicito por invitarnos a navegar junto a reconocidos invitados del mundo de La Narración Oral para re-pensar nuestro oficio. Las preguntas nos hacen reflexionar o volver a mirar desde diferentes puntos de vista a la Narración Oral y esta actividad que nos proponen Sasa y Laura, hace muy bien a los narradores, más en estos momentos que nos detiene al encuentro presencial, que nos mantiene estar encerrados en casa. Creo que CANOA es otra manera de perfeccionarnos, es más, estoy segura!
No se las pierdan, la plataforma de los encuentros es por Zoom, anoten las próximas fechas, y preparen sus remos para navegar en CANOA, nos vemos en el viaje.
Contamos desde siempre. Desde tiempos antiguos. Contamos y escuchamos. Cada uno con sus formas y ritmos, con su propia experiencia de vida. Contamos y viajamos donde suceden las historias. Contamos y resonamos en el otro. A veces los cuentos nos develan sus secretos, nos ayudan a comprender sobre los ciclos de la vida, otras veces, nos los cuentos nos usan a nosotros como vías para llegar a otros seres o a otros lugares del mundo. No hay un modelo a seguir, pues son los cuentos quienes nos eligen para ser contados a través de nuestra propia voz, todos somos innatos.
Las historias tienen siempre “ese gusto” diferente
Sobre todo si son reales y pasaron hace mucho tiempo. Es que los hechos pueden trascender gracias a estas narraciones, que pueden ser orales o escritas.
Hay algo que siempre llama la atención en los pueblos alejados de las metrópolis y son los relatos populares. En ellos se cuentan cosas que ocurrieron hace mucho o bien que explican un suceso en particular, como son las leyendas. Van mucho más del entretenimiento y la diversión porque sirven para conocer más sobre una cultura, un evento, una tradición.
Los neurocientíficos y psicólogos están analizando por qué nos gusta contar y escuchar historias, sin importar la edad que tengamos. Al parecer, nuestro cerebro está programado para disfrutar de cualquier relato porque influyen directamente en nuestras emociones y reviven momentos del pasado, ya sea propio o de una nación o pueblo. Una narración entonces nos genera una “conexión”, una “identificación” y por eso es que nos encantan.
Muchas de las preguntas que se plantean los expertos tienen que ver con nuestra historia como animales en sociedad. Nos gusta contar historias sobre otros y para otros. Nos ayudan a informar sobre lo que ocurrió u ocurre en nuestra comunidad, por más que sea un hecho imaginario. Permite a la vez interactuar con otras personas, que nos presten atención, enseñar sobre algo en particular. Además, los cuentos tienen el poder de la persuasión y motivan a experimentar diversas emociones y hasta de generar empatía.
Una fábula es algo universal, no sabe de épocas, costumbres, idiomas o religión. En todas las culturas de la historia se han desarrollado por diversos motivos. Los antropólogos encuentran todo el tiempo cuentos populares en una cueva, un pedazo de cuero, un campo con piedras, etc. Pueden estar en sánscrito, en sumerio, en egipcio o en latín, pero lo cierto es que todas las civilizaciones humanas entretejieron sus propias historias, muchas de ellas, similares entre sí aunque las separan siglos o miles de kilómetros.
En la antigüedad era común que se narrara sobre lo ocurrido ese día o bien sobre un hecho “destacado” de la comunidad: las salidas de caza, las recolecciones históricas (por llamarlas de algún modo), el momento en que entre dos hombres pudieron hacerle frente a un mamut, etc. También era frecuente contar sobre los fenómenos naturales en forma de leyenda, como ser por qué la luna es redonda algunos días del año, el poder de la lluvia o las razones por las que sale el sol cada mañana.
Los orígenes de los cuentos pueden tener una relación en nuestro pasado evolutivo. Han pasado miles de años y la mayoría de las personas afirman que las mejores historias son las que se transmiten de generación en generación, las que no suelen estar escritas. ¿Por qué? Básicamente porque tienen algo diferente, una interpretación del que las narra, un poco de emoción y hasta de ficción. El “transporte narrativo” como lo llaman los psicólogos es el que permite viajar por el tiempo, imaginar que estamos en ese preciso momento en que sucede la historia, involucrarnos con el personaje principal, entender por qué actuó de una forma y no de otra, etc.
Las tres ideas que hasta el momento se han desarrollado en relación a la empatía por contar y escuchar cuentos
1-Relatar o narrar es inherente a todo ser humano, algo universal. Las historias contienen temas en común a cualquier civilización, sin importar el momento en que aparecieron, el idioma, el lugar o la religión o creencias.
2-Las características de los relatos y la afición natural por ellos nos revelan algunas claves sobre la historia evolutiva del hombre, así como también el origen de las emociones y la empatía, todas presentes en nuestra mente.
3-Los estudios sobre el poder que tiene la narrativa para influir en las ideas y creencias todavía tiene un largo camino por recorrer, pero hasta el momento han descubierto cosas fantásticas, como por ejemplo los análisis mentales que hacemos, la relación e identificación que tenemos por esa historia en particular según nuestras experiencias y vivencias y cómo podemos aceptar ideas nuevas.
Aproximación a las fórmulas de inicio y cierre de cuentos
Como tantos otros elementos de la tradición oral, las fórmulas de comienzo y cierre de cuentos, otrora tan valoradas, se han visto afectadas por el paso del tiempo y, como consecuencia, por la debilitación de la memoria y los cambios de gustos e intereses. Así, en las últimas recopilaciones de folclore narrativo las encontramos reducidas a su mínima expresión y, en los formatos contemporáneos del cuento oral, los narradores suelen prescindir de ellas al ejecutar sus repertorios, sobre todo cuando estos van dirigidos a público adulto. Estas fórmulas, además de servir como pequeño divertimento de lenguaje, actúan como llaves metafóricas que abren y cierran un mundo paralelo de ilimitada elasticidad espacio-temporal, un universo en el que todo puede ocurrir y del que el narrador procura distanciarse con la pronunciación de determinadas palabras. Algo que nos conecta con épocas en las que, según cuentan, el relato, lo cotidiano y lo sobrenatural caminaban de la mano y que, en una secuencia de paralelismo evolutivo, tienden cada vez más a desaparecer. En la tradición oral hispánica, podemos encontrar cierta variedad de fórmulas de inicio y cierre de relatos, unas procedentes de la cadena oral y otras como resultado de la invención personal de cada narrador. A continuación incluiré algunas de ellas, entresacadas de colecciones de cuentos tradicionales de diversas bibliografía.
Fórmulas de inicio
El empleo generalizado del pretérito imperfecto en las fórmulas básicas de inicioconcede al cuento oral un valor poético añadido:Había una vez, Érase una vez, Érase que se era, Una vez era, Esta vez era, Era vez que, Era vez y vez (y su variante s) Esto venía a ser, Dicen [cuentan, resulta] que había, Esto quería ser, Esto había de ser, Vivían una vez… Con este uso se resalta la permanencia de los hechos en un pasado indeterminado y amplio, revistiéndolos de un halo de misterio ante el que no interesan aspectos como la fecha exacta de los acontecimientos, el momento y el lugar históricos o asuntos paratextuales como quién fue el primer cronista o el recopilador del relato. Nos basta con saber que los extraordinarios hechos que se nos van a presentar sucedieron pero no acabaron, estando conectados aún con nosotros.
Estas fórmulas fijas dominantes basadas en ese uso casi ritual del tiempo verbal se suelen ampliar y combinar de diversas formas:
• A mí me contaron una vez que era • Una vez dicen que dijeron que había • Esta era una vez que había • Pues vamos a ver que dicen que había una vez • Cuentan que cuentan que me contaron
En bastantes ocasiones los informantes se centran en aportar ambiguos datos geográficos…:
• En cierto pueblo • En un pueblecito de … • En cierto país ¡muy lejos, muy lejos!, que de lejos que era ya no me acuerdo ni dónde era • En la tierra del olvido, donde nadie se acuerda ya de nada • Allá, en un país muy lejano • En el sitio donde Cristo fue a dar las tres voces • Allá por donde San Pedro perdió el gorro
… o temporales:
• Hace mucho tiempo • En tiempos / En tiempos malos • En tiempos muy remotos • Esto ocurrió hace mucho tiempo, y así como me lo contaron a mí os lo cuento yo a vosotros • En cierta ocasión / Cierto día • En aquellos años en que se pasó muchísima hambre • Cuando Dios [Jesucristo y San Pedro] andaba por el mundo • Esto que os voy a contar sucedió hará cien años, más o menos • Hace ya muchísimos años • Cuentan que hace muchos siglos • Cuando los animales hablaban / Cuando los burros volaban, uno que lo vio me contó • En tiempos de Maricastaña • Allá por el año catapún
Y también alternan estas fórmulas de contenido con el empleo de vocativos como Pues señor o Pues mira y otras llamadas de atención más elaboradas y personales que parecen recurrir conscientemente al atractivo casi hipnótico del cuento oral:
• ¡Vayan cuentos y vengan cuentos! • Cuento va y cuento viene, no te creas nada de lo que te cuente
Incluso en algunas ocasiones se hace una tímida referencia a los agentes del acto, los narradores:
• Cuentan y no paran de contar • Cuentan los que lo vieron (yo no estaba, pero me lo dijeron) • Mi abuelo me contaba • Aquí estoy para contarte la historia
Poco más utilizan los narradores tradicionales para iniciar un cuento. No olvidemos que lo que interesa es ir lo más pronto posible al grano, a la acción, para no perder la atención de la audiencia, de ahí que no se pierdan en descripciones o distractores literarios tanto en el comienzo como en la narración propiamente dicha.
Fórmulas de final o cierre
Habrá que citar en primer lugar a quienes eligen finales sobrios:
• Y así se acabó el cuento / Y se acabó • Ahí terminó la historia • Y así ya ha terminao • Así que esto pasao, ya se acabó mi cuento / Y con esto se acaba el cuento • Y nada más / Y no pasó nada más / Y ya no hay más • ¡Ea! / ¡Ea, ya está! • Y este cuento se ha acabado / Con que ya mi cuento se ha acabado / Y ya está el (mi) cuento acabado / Este es mi cuento acabao • ¡Y chache! • Hasta que este cuento se acabó • Y ese cuento sacaron
Y luego partiremos de los conocidisimos colorín colorado y colorín colorete y de sus combinaciones básicas:
• Colorín colorado, cuento acabado • Colorín colorado, este [mi] cuento se ha acabado • Colorín colorado, este cuento está acabado • Y el cuento colorado ya se ha acabado • Y este cuento colorao por mi boca se ha escapao • Así que esto pasó, ya mi cuento se acabó • Y colorín colorete, el cuento se hizo cohete • Colorín colorao, colorín colorete, por el bocín salió un cohete
A estas fórmulas, conocidas por todos, los narradores suelen añadir pequeñas rimas que pretenden provocar una sonrisa en el auditorio, sobre todo cuando este está compuesto de gente menuda:
•Colorín colorao, cuentecito rematao, y el que no alce el culo se lo ha chamuscao. Yo, que lo alcé, no me lo chamusqué • Y ya está mi cuento acabado y mi culito chamuscado • Y a quien no levante el culo se le queda pegado • Y colorín colorete, por la chimenea sale un cohete y al que no alce el dedo, un cachete • Y colorín colorete, por la chimenea sale un cohete y por el portal siete • Cuento contao, cuento acabao, por la chimenea se va al tejao, y del tejao al pozo para que no lo escuche ningún mocoso • ¿Te ha gustao? Pues por eso te lo he contao • Y fue por un caminito y fue por otro y si este cuento te gustó, mañana te cuento otro • Y entra por el sano y sale por el roto, el que quiera que venga y me cuente otro • Y aquí se rompió una taza y cada quien para su casa • Y como dice don Crispín, este cuento llegó a su fin • Y aquí termina esta historia, más larga que una zanahoria • ¿Y el burro? Pues álzale el rabo y bésale el culo • Y se ahogó la zorra. Y ¡chachipiritorra!
En algunas historias, sin embargo, lo más importante para quien narra es dejar claro que, a pesar de todos los avatares descritos, los protagonistas (que son, al fin y al cabo, con quienes nos identificamos) no han sufrido daños y tendrán un final feliz, o sea, una vida mucho más placentera que la narrada:
• Y fueron [vivieron] felices • Vivieron felices por muchos años • Fueron felices hasta que murieron; Dios los tenga en su gloria, amén, Jesús • Y desde entonces fueron muy felices y dichosos • Y pasaron felices pascuas • Y así terminó el cuento, todos felices y contentos
Este final feliz suele celebrarse, quizás para compensar el hambre imperante, con la mención de alimentos básicos como el pan, los ajos, el pimiento y los rábanos (tuertos y asados), aderezados con un poco de sal y alcaravea:
• Y se acabó el cuento con ajo y pimiento • Con sal y pimiento se acabó el cuento • Y se acabómi cuento con pan y rábano tuerto • Y ya se acabó el cuento con pan y pimiento y alcaravea para el que no lo crea • Y ya se ha acabado el cuento con pan y pimientos y rábanos asados, y el que esté de pie… • Y este cuento se ha acabado, de pan y pimiento y rábanos asados ¡y en el techo está colgado! • Y se acabó el cuento con pan y pimiento, y rábano asao para el que lo ha escuchado • Y se acabó el cuento con pan y pimiento. Se agarró la zapa al culo que esté sentado. Y se levantó, se achicharró. ¡Ea! Ya se acabó • Aquí se termina el cuento con miguillas de pan y rábanos tuertos para mañana almorzar • Y con esto y el cesto lleno con pan y pimientos y rabanillos tuertos se acaba este cuento • Y se acabó el cuento con pera y pimiento • Con pan y pimiento asado este cuento se ha acabado • Y se acabó el cuento con pan y pimiento y rabanillos tuertos • Y aquí se acabó el cuento con pan y pimiento y rábanos tuertos, y el que quiera más que vaya a mi huerto. • Toma un poquito de alcaravea para que tú mañana lo veas • Y un granito de sal para acabarlos de engañar
Aunque, si pueden permitirse un gran banquete, el plato principal, por exigencias de la rima, pasa de vegetal a animal, poniéndose en peligro la pervivencia de determinada ave:
• Vivieron felices y comieron perdices • Se casaron, vivieron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque no quisieron [porque no les dio la gana] • Y vivieron felices y comieron perdices, y a nosotros nos dieron con el plato en las narices • Y vivieron felices y comieron perdices, y a mí me dieron con los huesos en las narices • Y vivieron felices, comieron perdices y yo no las comí porque no las quise • Y fueron felices, comieron perdices, y a mí me dieron las patas y no las quise • Comieron tantas perdices que se empacharon • Y vivieron muy felices. Se comieron, lo menos, media docena de perdices • Y ellos ya vivieron felices y comieron perdices y guardaron una patita para mí, y como no fui no la comí • Y todos comieron perdices y vivieron felices y contentos, y a mí me dieron un rábano tuerto
Banquetes a los que determinados narradores, como vemos, parecen haber asistido, aunque con menos fortuna de la que quisieran:
• Yyo fui y vine y no me dieron ni para unos botines, y fui otra vez y me dieron pluma y papel • Y yo fui y vine y me dieron los botines [patines] para los pies y en el camino los destrocé • Y yo fui y vine y sólo me dieron para unos botines y, como eran de papel, por el camino los destrocé • Y yo vine y me dieron unos zapatos de papel para que en el camino lo pudiera yo ver • ¿Y qué me dieron? Unos zapatitos de afrecho; les soplé y se me fueron al techo • Y yo fui y volví y sólo me dieron unos zapatos de manteca que se me derritieron en el camino • Y a mí me dieron un sebo, pero en el camino por donde venía se me derritió y llegué a casa sin nada • Ya no vi más porque me había hecho mi padre unas albarcas de manteca, y como hacía mucho calor, se me deshacían y me quedaba descalza y me tuve que venir • Y ellos se repartieron el oro y a mí me dejaron pobre para contarlo • Y yo, después de tanto ver, me vine a mi casa, y ellos se quedaron muy contentos y felices • En fin, que ellos se disfrutaron muchos años y yo me vine aquí caminando • Y a mí me enviaron aquí a que te lo contara a ti • Y yo estuve allí y de una patada me enviaron aquí • Y cuando yo marché de aquel pueblo todavía quedaban bailando • Y yo, al ver eso, me unté los zapatos con grasa y me vine corriendo para casa • Yo me vine y allí se quedaron / Y yo me vine y los dejé allí • Y yo me vine y no me dieron ni para un cigarrillo • Ya fueron ellos a su palacio, unos a un lado y otros a otro, y yo fui y no me dieron ni el mandao • Se acabó el cuento y yo fui a la muerte del amo, pero nada me dieron • Del frite que se comieron me tiraron con un hueso en el tobillo, que aguate me rompen un colmillo • Y yo me vine aquí y no vi más. Y yo me vine y los dejé, y no sé qué habrá sido de ellos • Y cuando estaban en lo más bonito del sueño, vino el día y los despertó
Al volver de semejantes sitios, a veces no queda otra opción que poner tierra de por medio entre lo narrado y la realidad, de forma que todos (narrador y oyentes) puedan volver sin dejarse nada en ese más allá de los relatos:
• Y fue cosa de cuento • Ellos allá y nosotros acá • Nuestros cuentos en Flandes • Y todo nuestro relato, mentira • Chistera, chistera, este cuento está fuera • ¿Qué hay en la plaza? Calabazas. Pues cada uno pa su casa. ¿Y qué hay dentro? Pipitas. Pues cada uno pa su casita • Y cada uno se fue a su casa • Y por un agujero entro y me salgo por otro. Y el que contó este cuento contará otro • Se acabó el cuento y se lo llevó el viento y se fue por el mar adentro • Y así pasaron muchos años hasta que este cuento se perdió entre castaños • Y este cuento se perdió; cuando lo vuelva a encontrar te lo volveré a contar
Entonces, cuando el cuento nos estremece y sus palabras, a modo de varita de virtudes, consiguen que accedemos a mundos invisibles aunque posibles, el narrador aprovecha para pronunciar fórmulas de cierre que aspiran a ser conjuros mágicos:
• Quien no quiera creer esta historia verdadera, que su cabeza se le vuelva de cera • Si es mentira, que se te vuelva todo un saco de harina; si es verdad, que se te vuelva saco de pan • Nuestros reyezuelos, hueso en la espalda
Y, rompiendo uno de los viejos tópicos sobre el cuento popular, diremos que muy pocos de estos textos (menos del 1% de los analizados) acaban con una sentencia didáctica o moralizante, lo que refleja una cuestión ya explicada en otros estudios: que la utilización ejemplarizante de los cuentos de tradición oral se procesó al margen de la cadena espontánea y con fines absolutamente distintos a los que impulsaban a la gente sencilla a narrar estos cuentos. Es precisamente en los textos de tipo religioso donde encontramos estos finales que quieren, además, insistir en la veracidad de lo contado:
• Porque están castigados por la mano de Dios • Y era que Dios ya le había perdonado • Y así pagó su delito • Quien todo lo quiere todo lo pierde • Mire usted qué milagro tan hermoso que hizo el Señor
Una penúltima cuestión. Francisco Castro, excelente informante de la comarca del Campo de Gibraltar, aún cerrando siempre sus cuentos con una ración de “rabanillos tuertos”, en cierta ocasión añadió:“Para que no se olvide”. ¿Podría ser la fórmula de cierre una forma de conjurar el olvido, enemigo de la tradición oral y de nuestra propia historia personal? Los efectos que estos finales tengan en cada uno de nosotros nos darán pistas para respondernos.
En fin, si todavía hay quienes insisten en buscar conexiones con la realidad, sin pensar que los cuentos, cuentos son, los narradores también tienen un final para ellos:
• Si ustedes no se lo creen podemos ir a casa de los felices esposos que estarán todavía comiendo perdices • Esto pasó en Fuente el Césped, de donde era el tío Caspe • Se lo he oído contar a la abuela • Esto es verdad y no miento, y como me lo contaron te lo cuento
Mención aparte merecen aquellos relatos que concluyen con un final rimado que hace referencia al propio desenlace del relato, no precisando entonces ninguna fórmula fija..
Pues eso: Como me lo contaron os lo cuento y me alejo de esta historia sin guardarme nada dentro.
El 6, 7 y 8 de Agosto llega el V Encuentro Internacional de Narradores Orales – «Congresales de la Palabra» en la Provincia de San Miguel de Tucumán – Argentina. La pandemia no lo detuvo y este V Encuentro será virtual. Así las organizadoras nos cuentan sobre este prestigioso, querido y esperado Encuentro que nació para quedarse.
Este año de forma virtual
El Encuentro Internacional de Narradores Orales “Congresales de la Palabra” se realizará este año su 5ta edición consecutiva, aunque la situación actual de pandemia nos impone llegar al público a través de la virtualidad de las redes.
Desde el Grupo Tucucuentos Solidarios, dependiente de la Dirección de Letras del Ente Cultural de Tucumán, se creó este evento en el año 2016, como uno de los innumerables homenajes al Bicentenario de la Independencia Argentina realizados en Tucumán. Aquel primer encuentro superó enormemente las expectativas y por tal motivo se decidió continuar año a año, también con excelente repercusión. A lo largo de sus ediciones se visitaron más de doscientas instituciones: salas de teatro, hogares de ancianos, centros comunitarios, bibliotecas y sobre todo escuelas de gestión pública, tanto de capital como del interior de la provincia, incluso de alta montaña. Esto nos llevó a contabilizar más de 30.000 espectadores.
Cabe destacar que el público disfruta de los espectáculos de cuentacuentos, tanto en salas teatrales como en instituciones, con entrada libre y gratuita.
A lo largo de estos años hemos recibido a narradores de las provincias argentinas de: Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, La Rioja, Jujuy, Salta y Catamarca. También de los países extranjeros: España, Francia, Italia, Canadá, México, Colombia, Venezuela, Chile, Uruguay, y nuestros hermanos de Perú y Bolivia que también formaron parte de aquel Congreso de 1816.
Este año, 2020, a través de la virtualidad que nos impone la pandemia, los invitados son oriundos de: España, México, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia. Y de las provincias argentinas de: Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco, Misiones, Jujuy y Salta.
Un grupo maravilloso. Integrado por: Gloria Argañaraz, Neli Santillan, Olga Bonano, Olga Martínez, Silvia israilev, Graciela Palavecino y Alejandra Jiménez.
El GrupoTUCUCUENTOS SOLIDARIOS coordinado por la Lic. Alejandra Jiménez, está constituido por adultos mayores, enmarcándose en una tendencia global que cobra cada vez más auge conocida como “abuelos cuentacuentos”, ya que despojados de sus obligaciones laborales, dedican su tiempo y pasión al arte de contar cuentos.
Tucucuentos Solidarios es un programa del Ente Cultural de Tucumán (Resolución Nº 2923) y pertenece a la Dirección de Letras de este organismo (desde donde se organiza el evento). Desde el año 2014 recorre escuelas, asilos de ancianos, centros comunitarios y bibliotecas. En 2018 ha sido distinguido con la Marca Tucumán otorgada por el IDEP.
Además de mantener un constante perfeccionamiento con maestros nacionales e internacionales, el grupo es invitado a participar en numerosos eventos literarios: Feria Internacional del Libro (Buenos Aires), Encuentro de narradores “Oíd Mortales” (Córdoba), Festival de las Artes (Catamarca), Festival Internacional “Narradores en Acción” (Tucumán), Encuentro Federal de Escritores (CABA) y “Festival de la Palabra – UNT”, entre otros.
Sus integrantes: Gloria Argañaraz, Neli Santillan, Olga Bonano, Olga Martínez, Silvia israilev, Graciela Palavecino y Alejandra Jiménez.
Losobjetivos del evento son
– Mantener el espíritu del primer encuentro, realizado en 2016, donde se rindió homenaje al Bicentenario de la Independencia Argentina, emulando a aquellos que en 1816 se hicieron presente en Tucumán para asegurar la libertad del pueblo.
– Continuar defendiendo esa libertad, acordada por los históricos congresales de la Patria Grande, esta vez mediante el arte de la PALABRA. En tal sentido y en reconocimiento al trabajo que todos ellos realizan en el campo de la narración oral y difusión de la cultura, así como el prestigio y la trayectoria que les avalan, es que fueron convocados a ser un CONGRESAL DE LA PALABRA y hacerse presente en Tucumán como embajadores de sus cultura, idiosincrasia y tradiciones, para compartir sus relatos en escuelas, bibliotecas, hogares de ancianos, salas teatrales, espacios comunitarios y calles de Tucumán.
– Difundir el arte de contar cuentos a través de talleres con maestros especializados y un espacio de reflexión sobre el oficio del narrador latinoamericano. Ambos destinados a actores, narradores, docentes e interesados en el arte de contar cuentos.
Relevancia turística del evento en la provincia
Tal cual expone la programación sostenida a lo largo de todas las ediciones anteriores, una de las actividades más esperadas, es la denominada Caminata Cuentera. La misma consiste en un recorrido por las calles del micro centro de Tucumán, con paradas estratégicas en Paseo de la Independencia (calle Congreso), Peatonal Muñecas y Peatonal Mendoza, para ofrecer a los transeúntes breves relatos “al paso”. La particularidad y vistosidad de este recorrido se encuentra también en las vestimentas típicas de sus culturas que porta cada uno de los narradores participantes. Dicha Caminata Cuentera termina en Plaza Independencia con un espectáculo de cuentos y danzas folclóricas. Finalmente una visita a Casa Histórica para foto conmemorativa, entonación de himnos de todos los países participantes y firma de un acta simbólica como Congresales.
También en 2019, el 1º de agosto, los narradores invitados pudieron vivir la misticidad del Homenaje a la Pachamama junto a las comunidades originarias de la zona de Trancas.
Relevancia en el área educativa
Con visitas a más de 200 escuelas de gestión pública (de capital e interior) hemos llegado con los cuentos a unos 30.000 espectadores, tanto alumnos como docentes, padres y la comunidad en general, revalorizando así la importancia del relato oral en la transmisión de nuestras culturas latinoamericanas.
Este año se prevé llegar a muchas más escuelas aprovechando las conexiones virtuales que utilizan los docentes para sus clases (Zoom, Meet, Messenger, etc.). También llegaremos con videos o audios a las escuelitas más alejadas, que no cuentan con internet y que, incluso, los alumnos reciben sus clases por la radio local de sus comunidades.
Capacitaciones
Cabe destacar que en todas las ediciones se ofrecieron talleres gratuitos impartidos por destacados maestros nacionales e internacionales, destinados a profesionales de la narración, actores y docentes de todos los niveles educativos.
En la edición 2019, por primera vez los talleres, se articularon con el Ministerio de Educación, destinados para docentes de capital (presencial) y del interior, quienes pudieron tomarlos on-line. Los mismos contaron con puntaje de acuerdo a la carga horaria de las capacitaciones impartidas.
Pueden entrar a la siguente página https://enteculturaltucuman.gob.ar/congresalesdelapalabra/ para disfrutar de manera virtual a los narradores y narradoras de España, México, Uruguay, Paraguay, Brasil, Bolivia y Perú y de las provincias Argentinas de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Corrientes, Chaco, Misiones, Jujuy y Salta.
No se pierdan de ver y escuchar a los Congresales 2020.